EL CENTRO DEL MUNDO
Escuché que antes no votaba todo el mundo,
que había personas que eran esclavas.
Supe que no hubo preguntas,
que todo eran órdenes,
que se les infravaloraba.
Ellas debían dar respeto,
ser fieles con borrachos so pena de
ser lapidadas por algo más que piedras.
Ahora me dicen que no hable en pasado,
que por el mismo trabajo no suelen cobrar lo mismo,
que se las pega como a animales,
que en tierras lejanas no pueden mostrar el rostro,
que aún hoy se las mutila y son sometidas,
que hay culturas que parecen congelar el tiempo.
¿Quién se cree el hombre
cuando son ellas las que hacen girar el mundo?
Cuando el amor lleva su nombre
y el ombligo nos recuerda que no somos
el centro del mundo.
Escuché que antes no votaba todo el mundo,
que había personas que eran esclavas.
Supe que no hubo preguntas,
que todo eran órdenes,
que se les infravaloraba.
Ellas debían dar respeto,
ser fieles con borrachos so pena de
ser lapidadas por algo más que piedras.
Ahora me dicen que no hable en pasado,
que por el mismo trabajo no suelen cobrar lo mismo,
que se las pega como a animales,
que en tierras lejanas no pueden mostrar el rostro,
que aún hoy se las mutila y son sometidas,
que hay culturas que parecen congelar el tiempo.
¿Quién se cree el hombre
cuando son ellas las que hacen girar el mundo?
Cuando el amor lleva su nombre
y el ombligo nos recuerda que no somos
el centro del mundo.
MUJER
Hay una espalda que me espera,
un sino que debo hallar
tras tantas curvas en el camino.
La historia comenzó con unas caderas,
me viene a la mente cómo el baile
podía resumirse en simples pasos.
Cuando una mujer me mira
me reconozco y me siento hombre,
cuando se gira y me desprecia oigo mis versos caer,
en lamentos, como un suicidio cayendo en escalera.
La mujer en mi vida es un viejo café La Habana
que me lleva al interior de una ciudad de playa
a pesar de estar a escasos metros de la misma.
Me mece en un microcosmos
dejando en un segundo plano lo que sea que tenga enfrente.
Me es la elegancia de un café Gijón
que resiste al paso del tiempo en el Madrid del siglo XXI.
Me es espacio y tiempo,
propio y diferente en cada una.
Así pienso, sumido entre cafés que ya no respiran humo,
que la vida sin mujer bien podría ser este café con leche sin azúcar,
necesario cada día pero sin dulzura.
Y siento, con la brisa del viento de un día sudoroso de verano,
cuando cierro los ojos, el sueño de una mujer
que me sopla en mi vida.
No es solamente amor,
es una vida que me ofrecen y una vida que regalo.
Una mujer me dio la vida,
una mujer me da y me quita la vida
y sé que cuando muera
susurraré el nombre de una mujer.
Hay una espalda que me espera,
un sino que debo hallar
tras tantas curvas en el camino.
La historia comenzó con unas caderas,
me viene a la mente cómo el baile
podía resumirse en simples pasos.
Cuando una mujer me mira
me reconozco y me siento hombre,
cuando se gira y me desprecia oigo mis versos caer,
en lamentos, como un suicidio cayendo en escalera.
La mujer en mi vida es un viejo café La Habana
que me lleva al interior de una ciudad de playa
a pesar de estar a escasos metros de la misma.
Me mece en un microcosmos
dejando en un segundo plano lo que sea que tenga enfrente.
Me es la elegancia de un café Gijón
que resiste al paso del tiempo en el Madrid del siglo XXI.
Me es espacio y tiempo,
propio y diferente en cada una.
Así pienso, sumido entre cafés que ya no respiran humo,
que la vida sin mujer bien podría ser este café con leche sin azúcar,
necesario cada día pero sin dulzura.
Y siento, con la brisa del viento de un día sudoroso de verano,
cuando cierro los ojos, el sueño de una mujer
que me sopla en mi vida.
No es solamente amor,
es una vida que me ofrecen y una vida que regalo.
Una mujer me dio la vida,
una mujer me da y me quita la vida
y sé que cuando muera
susurraré el nombre de una mujer.
Enhorabuena por el blog, i like it, i love it!
ResponderEliminarbesos
Aprecio en tus escritos una gran empatía hacia la mujer y eso se agradece por la parte que me toca.Tu sensibilidad como persona es incuestionable habiendo leido varios de tus poemas.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias Ana, qué comentario tan bonito! Me sonrojo, aunque no sé si estoy a la altura de lo que dices. Espero que haya sido bueno el fin de semana.
ResponderEliminarSaludos!