domingo, 6 de mayo de 2012

AL PRINCIPIO NOS DIJERON




AL PRINCIPIO NOS DIJERON

My Fate here today may be the fate of others tomorrow      
 Harakiri        


     Al principio nos dijeron
 que no teníamos que tener miedo
que el horizonte estaba lleno de esperanzas,

   que hubo un dios que copó el cielo
de sueños e ilusiones
perfectamente ordenadas
por los deseos de nuestros corazones, colmado
de nuestras imaginaciones más profundas.
                    Luego

  nos enseñaron a vivir con ellas
y nos acostumbramos a que fueran
parte de nuestras vidas. Nos vendieron
otras culturas y otras formas de vivir,
tan ajenas pero tan estimulantes
que quisimos también sus vidas para nosotros.
     
   Así lograron transformar lo ocasional
en algo cotidiano, y hacerlo parte esencial
de nuestro día a día. Mientras,
nosotros lo observábamos todo
como en un sueño bajo cristal convexo;
era una realidad deformada
de la que teníamos el derecho. Pero lo peor,
lo peor fue que nos convencimos de ello,

  de nuestros caprichos,
de nuestros mundos infinitos de posibilidades
de sueños en vida como caídos del cielo.  
Aunque nosotros, nosotros no luchamos
para conseguirlo. Fuimos tan solo ovejas
bien seleccionadas desde que nacimos, arrojadas
a un vendaval que guiaba nuestro rumbo.
      Pero ahora

   que llega lo desconocido y nos sueltan
en lo vasto de la noche para que temblemos,
tirita nuestra piel, y a veces, también
nuestros corazones, y eso nos recuerda
que aún estamos vivos. Y utilizan
nuestras vidas, bajo la excusa del lobo,
para construir un redil donde guarecernos
y lleguemos a pensar que es justo
renunciar al pasto del día siguiente. El miedo
nos hace perder el horizonte. Y nuestro miedo
fue perder lo que era nuestro
pero que antes no necesitábamos.
      Así

 nos fueron atando con hilos de una necesidad
mal fundada y ahora son dueños de la hebilla
que ajusta lo inajustable, mientras
soñamos aún por nuestro bienestar perecedero.
     Pero nosotros,

  nosotros no nos damos cuenta
de que si seguimos así volveremos al principio.
Al principio en el que nos llenarán de sueños e ilusiones
que nunca antes habíamos imaginado. Al principio
en el que nos acostumbrarán a vivir con todo
hasta que nos lo quiten de nuevo
y nos hagan trabajar más para conservar
aquello que nunca nos hizo falta. Al principio
en el que desaparecerá lo imprescindible
y sean capaces entonces de convencernos
de trabajar más para no perder
lo que teníamos en un principio, pero
por lo que no hacía falta luchar.
        Después;

  después vendrán a por los sueños,
y nos dirán que estos eran meras ilusiones
sin esperanza. Volveremos 
al punto de partida, a la nada
de nuestros abuelos, solo que
con una diferencia: nosotros
no sabremos luchar como ellos*.
Ahí estuvo el truco y ahí fue
donde nos convencieron.
Ahí donde nos vencieron.
     Porque al principio,

 al principio nos los dieron todo
para que no supiéramos
qué era vivir sin ello. Ya saben
que para cuando nos lo arrebaten 
seremos corderos que no sabrán
luchar por abrir nuevos senderos.


         *(porque nunca lo necesitamos)

© Texto: Yiyi M. E, "Al principio nos dijeron", mayo 2012.
Imagen: Keith Haring (no escuchar, no hablar, no mirar)