martes, 1 de enero de 2013

CANTO A TI MISMO




CANTO A TI MISMO


    ¡Olvidémonos de todo!
 No hace falta vivir en ese estado de cambio,
pues, ¿qué seremos después de todo 
cuando comprendamos que cuando acabe nuestra vida 
habrá llegado el fin,
cuando seamos consciente de que caeremos en el olvido,
de que esta civilización perecedera, perecerá;
de que algún día no quedará huella del rastro del hombre
sobre la faz de la tierra, 
          incluso del universo?
    ¿Quién se acordará entonces 
de los errores y de los aciertos que cometiste en tu vida? ¿Quién 
te tomará de la mano, levantando tus huesos, para decirte:
 "Ves, tantas preocupaciones; 
 al final todos acabamos en los mismo"?


  Polvo. 
  Más que polvo. 
Pero no desesperes. 
        No.

 No le busques más metafísica a la vida
que aquello que sea que te llene el espíritu.
Y si tu cuerpo se satisface con el entretenimiento,
entreténlo, y no creas sus prohibiciones.
No te es necesario aquello
que los demás proclaman como necesario.
   Curiosea todo lo que desees. 
Asoma la nariz hasta donde pierdas el aliento.
Porque la curiosidad no mata al gato: 
es la imprudencia. Aprendamos con alegría, 
la obligación no hará más que olvidemos lo aprendido. 
Piensa, tan sólo cuando quieras pensar. 
Las ideas más grandes llegan después de un buen descanso. 
Pero sé consciente 
  de que no serás más grande por ello.
  No importa si no alcanzas el cielo, ese no es el objetivo.
Se puso ahí arriba tan sólo para que apuntásemos bien alto,
para obligarnos a despojarnos de nuestros pensamientos 
y nuestros prejuicios. Pero aceptemos
que no vamos a cambiar el mundo,
porque ni el propio mundo sabe hacia dónde gira.
 Aunque sí se puede hacer algo con lo que nos rodea:
la felicidad nuestra y la de los que están al lado.
El objetivo eres tú mismo. No te quedes quieto.
Actúa y disfruta de lo que haces. A cada instante.
Cree en lo que haces, y llegarás a donde no te imaginas.
Pero déjate volar, es simple, ya lo hacías con los avioncitos de papel
cuando eras niño. ¿Y eras feliz? Calla. No respondas.
Yo también conozco la respuesta. A mí también 
me ocurrió lo mismo.

 Don Herold o Nadine Stair o Borgues (¡qué importa!)
lo tuvieron claro: 
"Si volviera a vivir comería más helado y menos habas"
y fue tan digno su forma de decirlo
que parece irremediable compartir su forma de vivir
y saborear la vida como instantes.

  Vivir alegremente: 
ése es el único secreto que todos hemos desvelado. 
Lo demás, son meros medios para conseguirlo. 
Y tú propio yo te dirá cómo lograrlo, 
  y te preguntará: 
  ¿qué querrás recordar para cuando tu final llegue?


 No hay legado más allá del tiempo que te haga tu nombre.

Por eso hoy le cantamos a la vida.



© Texto: Yiyi M. E, "Canto a ti mismo", agosto / septiembre 2012.
Imágenes: azumaleasing.blogspot.com.es

Otras Lecturas: Canto a mí mismo, No te detengas - Walt Whitman